martes, 11 de septiembre de 2007

Soñé un día

Así mientras caminaban intentaban encontrarse. Se detuvieron, se miraron fijamente y él dijo: "yo creo y con eso basta", ella sonrió y le respondió: no basta, yo también debo creer, debo querer, y aún así hay un universo bañándonos, inundándonos tal vez, ahogándonos incluso. Nunca he visto algo así, nunca he sentido algo igual, y no espero que lo entiendas, no es esa la solución, hay cosas que no se pueden explicar, que sólo el corazón las puede entender, pero hay una parte en ti que sólo cree, y no anhela, no espera, no necesita. Con eso no basta, nunca bastará, una flor no se marchita cuando deja de respirar, muere cuando deja de sentir, cuando la luz y el agua ya no están para ella, cuando un sin sentido la ahoga, la sumerge, la asfixia, ahí esa flor muere, sin salida, sin escapatoria, la vida es inevitable, pero la muerte lo es aún más. Lo único en lo que crees es en que esto no morirá, pero también crees que no cambiará; y de bastar sobra, y de sobrar falta. No es sólo una intención, es más que una sensación, es nada. Es todo lo que no queremos que exista o deje de existir, es un sin fin, una infinidad, un universo, una fantasía; y queda en sólo eso: sueños, así deja poco a poco de existir, muere, se ahoga, y se vuelve nada, queda sólo el recuerdo de una dulce noche de invierno, donde los sueños eran la realidad más absurda que alguna vez halla visto, y la realidad era burda, era sólo parte del pasado. Ahora el pasado es eso que alguna vez anhelamos, ya no hay ilusiones, no las hay. Esa fuerza abrumadora se las llevo, y nunca las devolverá. Tú crees en algo que ya no es parte del presente, crees en nada, ¿puedes acaso creer en nada?, siempre habrá algo a lo que aferrarse, un sueño o una realidad, lo importante es no soltarlo nunca, hasta que tú también seas nada.

Lo besó y se marchó. De ellos nunca más supe algo, la última vez que los vi, eran uno, un sueño al cual se aferraron. Ahora que son nada, irónicamente nada, para mis ojos son nada, pero para el universo son aún más grandes que un deseo alguna vez concedido.

Lo escribí hace un tiempo, seguramente un día como hoy, un día como esos días en que sientes que los brazos te pesan, y que por eso debes bajarlos, aunque creo que no debe ser así, hay que mantenerlos en alto para tocar el cielo; y lograr ser más que un deseo. Soñé un día, hoy quiero vivir mis días.